Rafael Campos: Mi preciosa Paola, mi princesa
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A heartfelt homecoming for Rafael Campos in Puerto Rico
Written by Rafael Campos
Si hay algo que quiero enseñarte en esta vida, es el poder de nunca rendirse. El poder de abrazar tu camino a cada paso, aunque tome giros inesperados y te lleve por rutas que jamás imaginaste. Porque, mi amor, nunca sabemos lo que Papito Dios tiene preparado para nosotros. Yo no lo sabía. Y, sin embargo, mirando atrás, no cambiaría nada.
Nuestros caminos rara vez son fáciles, y muchas veces nos llevan por rutas que no planeamos. Pero no importa a dónde te lleve el tuyo, siempre estaré a tu lado—compartiendo tus sueños, cargando tus luchas y asegurándome de que persigas lo que encienda tu alma, con la misma fe que tus abuelos, Tata y Tuto, me enseñaron.
Nací con una ventaja enorme. Tuve padres que me demostraron que la perseverancia y el amor de la familia pueden mover montañas, y mi mayor deseo es que, algún día, sientas lo mismo. Solo puedo enseñarte desde mi experiencia, y para mí, ese camino lleno de retos, de altas y bajas, fue el que me llevó al PGA TOUR.
Y entonces, solo unos días después de que naciste, finalmente gané. Algunos dicen que llegaste al mundo con un trofeo bajo el brazo, pero para mí, ya eras la bendición más grande antes de que siquiera entendiera lo que significaba ganar.
Pero mi historia no comenzó con esa victoria en Bermuda. Comenzó muchos años antes, aquí, en Puerto Rico—la isla que tenemos la suerte de llamar hogar.
La música de esta tierra siempre latirá en tu corazón, guiándote mientras descubres la gran persona que sé que estás destinada a ser. Dios sabe que eso es lo que Tata y Tuto hicieron por mí, y cambió mi vida.
Mi amor por el golf comenzó por accidente. Un día, cuando aún era un niño, Tuto recibió una invitación para jugar golf—un deporte que nunca había practicado. De alguna manera, terminé acompañándolo junto a Tío Nando y nuestros primos, todos sin haber tocado un palo de golf en nuestras vidas. Mientras ellos jugaban, nosotros nos quedamos en el “driving range,” matando el tiempo, golpeando bolas sin tener la menor idea de lo que hacíamos.
Después de varias horas, incontables canastas de bolas y una combinación de swings que parecían más de béisbol y tenis que de golf, algo inesperado sucedió. Ya había probado muchos deportes, y me gustaban todos por distintas razones, pero con el golf… algo hizo clic.

Photos from Rafael Campos' childhood. (Courtesy Campos family)
Hay momentos en la vida en los que simplemente lo sabes. Ese sentimiento profundo, inquebrantable, que te dice esto es. Me pasó cuando tu mamá y yo nos reencontramos después de tantos años y entendimos que éramos más que amigos, que estábamos destinados el uno para el otro. Me pasó la primera vez que golpeé una bola de golf con tanta precisión que lo sentí en los huesos.

Rafael Campos with his newborn daughter Paola. (Courtesy Campos family)
Y, mi vida, me pasó la primera vez que te tuve en mis brazos.
Nunca te impondré mis sueños. Cualquiera que sea tu pasión, cualquiera que sea el camino que elijas, lo cuidaré como si fuera mío. Nunca sentirás que tienes que seguir una ruta que no sea la que llame a tu corazón, y yo siempre estaré aquí para apoyarte.
Seguir tus sueños nunca será fácil, pero déjame decirte, siempre valdrá la pena. Yo he pasado por todas las etapas posibles en el golf profesional. Desde los mini-tours hasta el PGA TOUR, de vuelta al Korn Ferry, y otra vez al TOUR, he vivido el ciclo de esperanza, esfuerzo, éxito y tropiezos más veces de las que puedo contar. He dudado de mí mismo más veces de las que quisiera admitir, y no te voy a mentir—hubo momentos en los que me pregunté si debía seguir intentándolo.
Y, mi princesa, tú también tendrás esos momentos. Habrá días en los que la duda se cuele en tu mente, en los que los obstáculos parezcan más pesados que los avances, en los que te preguntarás si vale la pena seguir adelante. Pero cuando llegue ese día, escucha mi voz en tu corazón diciéndote: Levántate. Sigue adelante.
Quiero que tengas esto bien claro: Nunca tendrás que hacerlo sola.
Nuestros caminos nunca son lineales y rara vez son sencillos, pero aquellos que compartan tus lágrimas en las malas, van a ser quienes festejen contigo a más no poder. A medida que crezcas, encontraras a la persona que enciende tu alma, de la misma forma que tu mamá lo hace para mi. Las personas que te aman—nuestra familia, nuestros amigos más cercanos—siempre estarán ahí. Yo he tenido la bendición de contar con gente que me ha sostenido en mis momentos más difíciles y que ha celebrado conmigo mis mayores triunfos, y sé que tú también encontrarás a esas personas en tu vida. La familia lo es todo, mi amor. Tu mamá vio lo que yo necesitaba mucho antes de que yo lo entendiera, y gracias a ella, me convertí en el hombre que ves hoy. (Y sí, pronto aprenderás que mamá siempre tiene la razón—algo que quizás no quieras aceptar, pero que con el tiempo entenderás.)

Rafael Campos (top left) with his extended family. (Courtesy Campos family)
Pedir ayuda no te hace débil; te hace más fuerte. Para mí, esa lección me llevó de regreso a algo que había soñado desde que era un niño—mi primera victoria en el PGA TOUR.
Nuestra fortaleza viene de Dios y de la gente que nos rodea, de aquellos que nos acompañan en nuestro camino. Los que lloran contigo cuando caes, serán los que celebren más fuerte cuando te levantes. Lo aprendí la semana en que gané en Bermuda.
Toda mi vida, ganar en el PGA TOUR ha sido mi Everest. Pero la semana en la que finalmente llegué a su cima, todo en lo que podía pensar era en ti y en tu mamá. Tu eres mi mayor sueño.
Esa semana, jugué con una paz que nunca antes había sentido. No pensaba en la tabla de posiciones, en pasar el corte o en lo que significaría la victoria para mi carrera.
Todo lo que me importaba eras tú.
Y, mi princesa, no hay mayor bendición en la vida que amar y ser amado de esta manera.
Hay tantas cosas sobre nuestra cultura que quiero que experimentes, tantas cosas que quiero que sientas. Puerto Rico es especial. Es un lugar donde gente que nunca has conocido te apoyará y celebrará tus logros como si fueran suyos. Porque, de alguna manera, lo son.
Desde mis inicios en el golf profesional la pasión por la isla ha latido fuertemente en mi corazón. Sigue siendo así, y siempre lo será. Y cuando gané, Boricuas en todas partes lo celebraron conmigo—porque esa victoria no era solo mía, era de todos nosotros.
El amor por mi isla ha sido mi mayor motor, y si hay algo que aprenderás, es que los puertorriqueños estamos unidos por un orgullo inquebrantable. Celebramos las victorias de los nuestros como si fueran propias.
Mi princesa, la vida te pondrá pruebas. Habrá momentos en los que sentirás que no tienes nada más que dar, en los que el camino se verá demasiado empinado para seguir subiendo. Pero cuando llegue ese día, prométeme que no te darás por vencida. Acepta los desafíos, aprende de los fracasos y nunca dejes de perseguir lo que hace latir tu corazón.
Espero que nunca dejes de creer en ti misma, en tus pasiones y en las personas que te aman.
Mi mayor deseo para ti en esta vida mi princesa, es que tu corazón siempre te empuje para adelante. Sin importar lo fuerte que seas, sin importar la pasión que sigas, va a llegar un momento donde la vida te va a golpear tan fuerte que vas a caer. Pero quiero que sepas que siempre estaremos ahí para levantarte, porque renunciar a tus sueños tiene un costo demasiado alto. Porque rendirse es lo único de lo que te arrepentirás más que de fallar.
Y sobre todas las cosas, te amo más de lo que alguna vez creí posible.
Con amor,
Papá




